Pasion por los barriletes

Kato Coll, antes de dedicarse a hacer barriletes, se recibió de arquitecto y pasó por el aeromodelismo. "Me di cuenta que los primeros diseñadores de aviones, Lilienthal, Cody, los hermanos Wright, todos eran barrileteros", dice. Y es todo un anticipo de su pasión: "El principio del vuelo es el mismo. Veamos sino el Parapente diseñado por Jalbert y el Aladelta de Rogallo, ambos son barriletes".

Es un obsesivo del trabajo: le llevó dos años mejorar su Modelo Cisne, "hasta lograr buena estabilidad". En su taller de Catalinas Sur, trabaja con varillas de fibra de carbono y telas de nailon antideslizante, se inspira en diseños de la India y Japón. "Me gustan los hobbies, pero el vuelo es algo que va más allá de eso, en Oriente es todo un ritual", dice. Sus barriletes, de más de dos metros de envergadura, se exponen en galerías de arte. Algunos cuestan 800 pesos. "El barrilete clásico nació en Asia unos 2.000 años antes de Cristo, tiene un solo hilo y es casi un planeador cautivo", nos cuenta. Sus mejores días ocurren cuando puede ver volar un nuevo diseño.