lunes, 22 de octubre de 2007

A RODAR MI VIDA

Daniel Moran se autodefine "tornero por descarte" y nos explica que esto se debe a que cuando perdió su trabajo, por la década de los noventa en una importante empresa textil, no tenía pensado ni por asomo manejar tornos. "Muchos de mis compañeros, cuando nos despidieron, compraron autos para remis, otros pusieron algún negocio de algo y yo me tomé seis meses para saber que acer con la indemnización". Cuenta Daniel, quien hace más de 10 años instaló un pequeño taller de tornería por Boedo. "La elección vino porque en mi anterior trabajo yo ya manejaba máquinas, como perfiladoras y cortadoras de moldes; con lo cual estaba familriarizado. Al principio laburaba para talleres que reparaban coches. Algunas partes de los motores, más de los autos antíguos, no se consiguen ni en desarmaderos. Por eso me las venían a pedir a mi". En una superficie de varios metros cuadrados, hay dispuestos, tres tornos, dos máquinas de hacer resortes, un par de agujereadoras de pie, entre otras máquinas.

"Esa de ahi es alemana. Es un chiche, la compré hace dos años y tuve que pedir un préstamo". Aclara Daniel, mientras nos señala un torno que se nota bastante más moderno al resto, con pantalla de cristal líquido entre otros avances, con respecto a los otros dos mecánicos. "Después de la crisis del 2001 me fue mucho mejor.

Una agencia de despachantes me consiguió un par de clientes brasileros a quien les vendo resortes y aca trabajo mucho para un par de empresas que hacen cilindros de autos y tractores. Además hace poco contraté a mi segundo empleado, no me puedo quejar". Agrega orgulloso mientras no deja que supervisar el trabajo que hacen sus ayudantes, mientras da indicaciones con sus negruzcas manos, manchadas de grasa. Cómo un torno, la vida de Daniel dio vueltas y por suerte, acierto, trabajo y dedicación, se detuvo donde él dice estar feliz.

No hay comentarios: